El primer astado, de pelaje cárdeno salpicado, falto de cuajo y y de pequeñas hechuras, realizó un fuerte salida, para dar una vuelta por alguna de las calles y regresar a la arena, donde tuvo un comportamiento reservón y de sentido, arrancando con peligro en muchas ocasiones, pero siempre aquerenciado en la tierra, donde se defendía muy bien. Llegó a coger a un aficionado que cayó en su carrera, pero gracias a los compañeros no tuvo mayor gravedad el percance.
Tras el incidente se tiró del toro para encerrarlo, tarea muy complicada ya que el toro embestía sobre los cabestros, poniendo en un serio compromiso a uno de ellos en los corrales. Finalmente se le tuvo que atar, con la mala fortuna que se le enganchó la cuerda en la boca, costando muchísimo sacarla. Gracias a la paciencia del enlazador finalmente lo consiguió y el morlaco fue encerrado.
En segundo lugar, y tras un descanso forzoso por quedarse el recinto sin ambulancia, se soltaba otro toro del mismo hierro, de similares hechuras y de pelaje castaño.
Protagonizó, ya al fianal de su lidia, otro percance al voltear a un aficionado de mediana edad, que se golpeó la cabeza en el suelo y tuvo que ser evacuado con una fuerte hemorragia.

Interesante el juego de los dos astados que crearon mucho peligro por las calles, arrancando con mucha fuerza, una lástima lo justo de su presentación.